viernes, 29 de febrero de 2008

El problema más importante

- ¡Sí!, -contesté-. Es lo más relevante. Su respuesta supondría toda una revolución.

- Entonces supongo que a él dedicas la mayor parte de tu esfuerzo.

- Um, no -mi respuesta-. En realidad colaboro con equipos dedicado a ello, pero de manera tangencial. Digamos que pongo las piedras que hacen la calzada que permitirá llegar hasta el destino.

Una analogía para ocultar tal vez mi desconcierto, mi perplejidad. Porque, ¿acaso no debería dedicarme verdaderamente a lo importante, a crear, verdaderamente, un nuevo paradigma?

miércoles, 6 de febrero de 2008

¿Qué quieres que te diga?

Con esa sencilla pregunta, tal vez he sellado el destino de un colega...

Ayer me preguntaron sobre la calidad de la investigación de alguien que conozco bien. Como persona y como investigador, desde que empezó como estudiante predoctoral. De hecho, le había recomendado anteriormente para una beca de prestigio, y estuve en su tribunal de tesis. El objetivo de la pregunta, la realización de perfiles priorizados para la futura estabilización.

Mi interlocutor me respondió que no necesitaba saber más. Así que con una pregunta retórica he sellado, tal vez, el futuro de una persona. No me arrepiento, creo que su trabajo es bastante mediocre, que que le queda mucho por madurar, si es que llega a hacerlo. Sé que de llegar a conseguir una plaza de investigación, pararía su actividad (ya de por si escasa) y se limitaría a ser un funcionario más, de 9 a 5.

Pero también sé que no es el método, que estos obscurantismos, chanchulleos, subterfugios, movimientos detrás del telón, no nos favorecen. ¡Ojalá hubiera más luz, más taquígrafos! ¡Ojalá se pudiera exigir responsabilidades a quienes toman las decisiones sobre política científica!

miércoles, 23 de enero de 2008

¿Me equivoqué?

Hace años tomé una importante decisión: cansado de los continuos viajes a España a ver a la familia, la falta de verdaderas vacaciones, de recomenzar mi vida social con cada año académico, decidí que ya estaba bien y regresé a Europa. También las restricciones legales sobre mi residencia en EEUU tuvieron algo que ver, pero no creo que hubiera sido un obstáculo real de haberlo intentado de verdad.

Ahora me pregunto, una vez más, si hice lo correcto. Por varias razones.

Estoy sentado en el despacho de una importante figura de la Universidad de Berkeley. De visita, durante unos días. De hecho, él es el vicechancellor, una figura de peso. Durante estos días no cesan de pasar por "mi" despacho un sinnúmero de personas, buscándolo a él. Incluso un conocidísimo astrónomo, el codescubridor del primer planeta extrasolar, Geoff Marcy, pasó por aquí.

Desde mi despacho tengo una impresionante vista de la bahía, con el Bay Bridge y San Francisco como fondo. Fuera del edificio, están los aparcamientos reservados para los premios Nobel que trabajan en la universidad. Cinco, si he contado bien. Más que los españoles en los más de 100 años del galardón.

Pero lo que más me ha afectado ha sido conocer a un colega con otra situación muy distinta. Cinco años más joven, en muchos aspectos se me parece. Sin embargo, él tiene pareja, niños, un círculo asentado. Sí, problemas como todo el mundo, pero sus espectativas vitales son bien distintas a las mías. Y al final del día, no se encuentra sólo, frente a informes o artículos por escribir. Su mundo es mucho más inmediato, real.

La libertad tiene un precio. Pero también debiera tener un objetivo.

martes, 22 de enero de 2008

El ejemplo británico

Siempre he admirado a los anglosajones, en particular la forma como se organizan. Cuando hablamos de ciencia, no existe comparación posible con España. Son múltiples los ejemplos: destaca la discusión que hubo en la comunidad de astrofísicos sobre la necesidad de unirse a el European Southern Observatory.

Ahora diferentes asociaciones de físicos y astrofísicos son capaces de presionar al gobierno para que reconsidere su decisión de recortar el presupuesto en varias disciplinas. Estoy seguro de que lo conseguirán. Todo un ejemplo para España.

viernes, 18 de enero de 2008

"No te dediques a la gestión"

"No hagas gestión -me dijo. Un investigador de primera linea tiene que seguir haciendo ciencia".

Fue el comentario final del presidente del tribunal, después de felicitarme.

Espero poder seguir su consejo. Si me deja, si el lado obscuro no me tienta, si no resisto.